La crisis ya es también una enfermedad. Así lo creen, al menos, los profesionales sanitarios que ejercen en el área sanitaria avilesina y que en las últimas semanas, y especialmente en horario de tarde, atienden a numerosos pacientes que presentan «los síntomas de la recesión económica». Los pacientes, hombres y mujeres en edad laboral, acuden a las consultas con insomnio, trastornos alimenticios, depresión, ansiedad, estrés, problemas con la pareja (falta de apetito sexual) e incluso afecciones relacionadas con el consumo excesivo de alcohol o tabaco. Los facultativos, en algunos casos, ya han puesto en conocimiento de la gerente, Alejandra Fueyo, el nuevo «boom» de los consultorios.
«Se trata de personas que, de acuerdo a los resultados de los exámenes clínicos, están sanas pero que sufren dolores, mareos y hasta pérdida de visión», explica un médico avilesino, y añade: «Cuando les sonsacamos información nos cuentan que están a punto de quedarse al paro o que en sus empresas han hecho un expediente de regulación de empleo». De ahí que muchos facultativos deriven a sus pacientes directamente a Servicios Sociales. Otros, según la enfermedad, los remiten a Salud Mental. El número de solicitudes de recetas de antidepresivos y ansiolíticos se ha multiplicado, según los médicos del área sanitaria avilesina, que también reciben muchas más peticiones de bajas laborales por ansiedad. Y es que la crisis también mina la salud.
Los facultativos aseguran que tratan a pacientes de todo tipo, aunque destacan que, cuanto peores son las condiciones laborales de los enfermos, más posibilidades tienen de sufrir enfermedades mentales o patologías asociadas al estrés. El vaivén de los puestos de trabajo, unido al pago de hipotecas, hace, además, que los pacientes se anticipen a la angustia de quedarse en el paro. «Esto es como una bola de nieve. Hay gente con trabajo que sufre porque han cerrado tal o cual negocio», subrayan los médicos.
Las patologías con las que se encuentran los médicos del área sanitaria avilesina son diversas. «Viene gente con problemas de sueño y muchos con trastornos alimenticios: o apenas comen o comen mucho más de lo normal», aseguran. Las depresiones, la ansiedad, el estrés o las migrañas son, igualmente, el pan de cada día en los centros de salud de primaria. A esto se suman las consultas, principalmente de hombres, que sufren falta de deseo sexual como consecuencia de sus preocupaciones. Los médicos también han detectado un incremento de patologías ligadas al consumo excesivo de alcohol y tabaco, que achacan a la crisis social.
«Hace pocos días vino una chica muy nerviosa con un problema de visión. Le hicimos un montón de pruebas y ninguna daba nada anormal. Le preguntamos qué le pasaba y nos contó que estaba a punto de finalizarle el subsidio por desempleo, que tenía una hija y que su ex marido no le pasaba la pensión correspondiente porque también estaba en el paro y carecía de recursos. ¿Qué hacemos ante un caso así?», se pregunta un profesional de La Magdalena, que aconsejó a su paciente que acudiera a Servicios Sociales. Y sigue: «Esta paciente vio la luz por un momento y se marchó mucho más tranquila, casi recuperada».
Otro médico, de Llano Ponte, atestigua: «Ha aumentado considerable el número de consultas por ansiedad secundaria debida a problemas económicos y también el número de pacientes que viene simplemente a relatar sus problemas laborales y económicos».
La mayoría de estos pacientes acuden a las consultas, coinciden los médicos, en horario de tarde. «Por las mañanas siempre viene alguno con estos síntomas, pero la mayoría son pacientes que conocemos y que tratamos desde hace años. Por las tardes, sin embargo, son pacientes nuevos que tienen un perfil similar», atestigua un enfermero del centro de salud de La Magdalena, que resalta que muchos de los usuarios de su consultorio en horario de tarde provienen de La Carriona.
«Si nos paramos a analizar la historia de cada paciente, su lugar de residencia, su perfil laboral y demás damos con que son personas que viven en áreas deprimidas donde abunda el paro», asegura. Algunos médicos de cabecera creen que este nuevo fenómeno que está viviendo atención primaria debería ser motivo de estudio e investigación. En otros países también afectados por la recesión económica los gobiernos ya están tomando cartas en el asunto. El Ejecutivo de Reino Unido, sin ir más lejos, tiene previsto destinar 13 millones de libras (14,5 millones de euros) para pagar los servicios terapéuticos a los ciudadanos que sufran problemas psicológicos, como depresión o ansiedad, como consecuencia de la recesión económica.
El pago de los alquileres e hipotecas, el paro, los expedientes de regulación de empleo, el fin del subsidio por desempleo o la tardanza en cobrar prestaciones sociales llevan así a los usuarios con tarjeta en el área sanitaria avilesina a consultar los síntomas de la crisis, una epidemia mundial aún sin tratamiento. Los especialistas también están alerta: el riesgo de padecer infartos se ha disparado en los últimos meses.
Fuente: lne.e
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